© FEI | 21/07/2023 | Mujeres con Historia: Sofía Kovalevskaya

Sofía Kovalevskaya, la mujer de la mente matemática

Kovalevskaya fue una matemática y escritora rusa que por su gran talento y lucha en favor de la igualdad de oportunidades terminó realizando importantes contribuciones a los campos del análisis, las ecuaciones diferenciales parciales y la mecánica

Sofía Kovalevskaya, una científica rusa del siglo XIX que superó todas las barreras del momento para ser una de las primeras mujeres en obtener un doctorado y ser catedrática en la universidad.

Nació en Moscú en el seno de una familia noble y adinerada, con gran tradición de formación académica. Es por eso que su pasión por la ciencia despertó pronto, siendo ella niña cuando leía a escondidas una copia de Eléments de’Algègre de Bourdon. Comenzó su formación en matemáticas siendo muy joven recibiendo clases de su vecino, un profesor de física que quedó impresionado con sus deducciones.

Tras sus inicios en el estudio de la geometría analítica, cálculo infinitesimal en San Petersburgo y su rapidez a la hora de comprender los conceptos matemáticos, descubrió que el papel pintado de la habitación de su infancia estaba compuesto por un libro sobre cálculo diferencial e integral. Así, se dio cuenta de que llevaba toda la vida familiarizándose con las matemáticas y sus fórmulas.

La matemática se casó a los 18 años para poder seguir estudiando, ya que por aquel entonces en Rusia no estaba permitido el acceso de las mujeres a la Universidad ni a realizar salidas fuera del país sin un permiso de su cónyuge o su padre.

A partir de 1870, se traslada a Berlín para trabajar con Karl Weierstrass, uno de los científicos más importantes del ámbito del análisis matemático. Este era muy reacio a dar clases a mujeres, y decidió ponerla a prueba. Al observar las soluciones de Sofía a los problemas planteados quedó tan atónito que comenzó a darle clases e incluso terminó siendo la persona que dirigió su tesis doctoral; la que pudo obtener tras enfrentarse valiente e incansablemente a numerosos obstáculos en el año 1874. Fue así como se convirtió en una de las primeras mujeres en conseguirlo.

Sofía tuvo que trasladarse a Estocolmo, para alcanzar un puesto permanente en la Universidad como docente e investigadora. En Suecia, Sofía desarrolló un intenso trabajo, llegando a ser editora de la prestigiosa revista Acta Mathematica. Uno de sus descubrimientos más reconocidos fue el de la peonza de Kovalevskaya, un ejemplo novedoso sobre el movimiento de un cuerpo rígido rotando en presencia de la gravedad. Su trabajo supuso mejoras en los modelos anteriormente empleados de los científicos Euler y Lagrange.

Además de su trabajo científico, Sofía estuvo muy activa dentro de las corrientes políticas y feministas progresistas del nihilismo ruso de finales del siglo XIX. Con esta perspectiva, escribió varias obras de teatro, unas memorias y una novela autobiográfica: Una nihilista (1890).

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