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© El País | 11/12/2018 | Ada Lovelace

Ada Lovelace, la primera programadora de la historia

11/12/2018

Hija de Annabella Milbanke y del poeta inglés Lord  Byron, al que apenas conoció, Ada Lovelace se hizo un hueco en la historia por méritos propios al convertirse en la primera mujer programadora informática en el siglo XIX

 

Nada en Londres el 10 de diciembre de 1815 cómo Augusta Ada Byron, sus padres se separaron al poco de nacer ella y sería su madre, matemática de profesión, la que la criaría. Esta, con el afán de alejarla de la desenfrenada vida de su padre y de sus tendencias artísticas, la educó en el pensamiento lógico y científico.


No obstante, a pesar de los esfuerzos de su madre, Ada conservó su faceta más creativa y la combinaba con sus conocimientos científicos. Así, siempre soñó con crear e inventar durante toda su infancia y adolescencia y llegaría a ser matemática y escritora.


Su gran implicación en el mundo de la programación vino con la fascinación que sintió por el estudio de la máquina analítica, es decir, la antecesora del ordenador. Estaba tan impactada que llegó a conocer a su inventor, Charles Babbage, y mostrarle las ideas que tenía sobre su investigación. Él quedó tan impresionado que incluso trabajó un tiempo con él realizando los programas, el software y el hardware del proyecto. Su maestro tenía en gran estima su talento, de ahí que se convirtiera en su ayudante.


Pero su visión iba más allá de la de su creador y sus contemporáneos, que concebían este instrumento como matemático. Ada podía intuir que llegaría a hacer música, escritura y todo lo que se había podido imaginar. Fue una adelantada a su tiempo. Tanto, que nadie vio la importancia de aquel primero lenguaje de programación, que quedaría un tiempo en el olvido y que hoy se reivindica por la trascendencia y visión de futuro que supuso.


Su visión se publicó la mediados del siglo  XIX, casi 100 años antes del ordenador moderno, y firmado solo con sus iniciales, para no ser censurada por ser mujer. Pero no le importaba pues afirmaba que no buscaba la fama, sino ser buena en lo que hacía.

 

Reivindicación del papel de la mujer en la ciencia y en la ingeniería
Ada  Lovelace, recordada así porque casó con William King, conde de  Lovelace, fue sin duda una científica y programadora adelantada a su tiempo. Hija de una mujer rica y poco convencional para la época victoriana, amante de las matemáticas y geometría, su hija pudo disfrutar de una educación a la que muchas contemporáneas no tenían acceso, llegando a estudiar en la Universidad de Londres y teniendo la oportunidad de conocer a figuras de la época como Dickens o Faraday.


Como le viene ocurriendo desde siempre a la mujer en campos durante largos años reservados a los hombres, no obtuvo en su momento el reconocimiento que merecía ni fueron tomados en serio sus trabajos. Por fortuna, hoy puede recordarse su figura como lo que fue: una pionera que abrió las puertas de las matemáticas y de la ingeniería e informática a muchas mujeres después de ella. En las últimas décadas pasó a ser un nombre destacado e incluso el Departamento de Defensa de Estados Unidos desarrolló un lenguaje de programación que llamó ADA en su honor.

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