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© San vital de Rávena | 24/02/2022 | Teodora de Bizancio

Teodora, emperatriz bizantina, pionera en legislar a favor de los derechos de las mujeres

24/02/2022

Teodora nació en los primeros tiempos del siglo VI en el seno de una familia circense de origen sirio. Su padre era el domador de osos de la facción de los Verdes del hipódromo y su madre mima, fue ella la que le enseño esta profesión a Teodora y sus hermanas (Comito y Anastasia). El prestigioso historiador del teatro Silvio D’Amico, hablando del apreciado género mimo que provenía de la magna Grecia, menciona que en el Imperio Romano, año 160 a.c.: muy pronto lo que más importó fue el mérito del actor, también llamado mimo, sobre todo desde que se permitió a las mujeres representar.

La pobre situación de su familia se agravó con la muerte de su padre. Teodora acaba convirtiéndose en una de las artistas más populares de Constantinopla, y varias fuentes la vincula con la prostitución, sobre todo aquellas que intentaron desacreditarla como Procopio. En torno a los 18 años se compromete con un rico comerciante llamado Hecébolo, a quien el emperador había nombrado gobernador de Pentápolis, pero de esta pareja sufre palizas y malos tratos, por lo que Teodora decide abandonarlo, iniciando un periplo que la llevó por Alejandría y Antioquía y la familiarizó con el arte de la dialéctica y, muy especialmente, con el monofisismo, del que se convirtió en una firme militante por la influencia del patriarca Severo de Antioquía.

Regresa a Constantinopla para trabajar como hilandera en un taller cercano al palacio donde vivía Justiniano, heredero del trono bizantino. Una amiga les puso en contacto y el futuro emperador quedó prendado de su belleza y sabiduría.

Por aquel entonces, el Imperio Romano en Oriente tiene una ley que impide a la nobleza contraer matrimonio con mujeres de orígenes humildes. Tras la muerte de su tía, la emperatriz Eufemia, opuesta a la relación de su sobrino y Teodora, el emperador Justino permitió la unión legal entre patricios y personas vinculadas con el espectáculo.

Justiniano y Teodora se casaron el año 525. Dos años después, tras la muerte de Justino, Justiniano se convertía en emperador. Su esposa era nombrada augusta. Desempeñó el cargo con inteligencia y energía, dejando claro que, en adelante y hasta su muerte, el de Bizancio sería un reinado compartido. El propio Justiniano hizo añadir su nombre al juramento de fidelidad que se exigía a los gobernadores de las provincias para conferirle equidad e independencia en la soberanía.

Teodora ejerció su papel como emperatriz con gran rigor y responsabilidad. Defendió la promulgación de leyes a favor de los derechos de las mujeres regulando y protegiendo la situación jurídica del sexo femenino. Impulso reformas legales y sociales: hicieron leyes de igualdad entre hombres y mujeres, derecho al divorcio, prohibición del castigo por adulterio a las esposas, imposición de penas para los violadores, prohibición de la prostitución forzosa, posibilidad de abortar. Legislo también para que que los/as hijos/as extramatrimoniales pudieran convertirse en legítimos con iguales derechos sucesorios.

Teodora creó talleres para niñas y jóvenes no tuvieran que recurrir a la prostitución para sobrevivir y centros de salud femenina. También promulgó leyes que permitieron a las mujeres heredar y ser propietarias de bienes. Hizo dictar una ley que establecía la igualdad entre hijos e hijas a la hora de heredar; pero esta última nunca llegó a aplicarse.

Teodora murió a finales de junio del año 548. Aquejada de un cáncer de mama, falleció a la edad de 47 o 48 años. En el trono quedaba Justiniano, que nunca volvió a ser el mismo, al igual que el Imperio Bizantino.
 

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