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© Entertainment weekly | 07/01/2019 | La bailarina Michaela DePrince

La increíble historia de superación de la estrella de ballet Michaela DePrince

Con 24 años recién cumplidos, esta bailarina se ha labrado un nombre propio en el mundo del ballet tras superar innumerables obstáculos y una muy difícil infancia

07/01/2019

Llegar a convertirse en una estrella del ballet ya es algo complicado de por sí, en un mundo sumamente competitivo, exigente y al alcance de unas pocas personas con el talento y la capacidad de esfuerzo necesarias. Pero si eres una niña huérfana procedente de un país del oeste de África, las posibilidades se reducen hasta casi lo imposible.


El 6 de enero de 1995 nacía con el nombre de Mabinty en Sierra Leona, en plena guerra civil en el país (1991-2002), la niña que hoy conocemos como Michaela DePrince. Su padre fue asesinado y su madre murió de hambre, así que pronto se convirtió en una más de las numerosas huérfanas que dejaba el sangriento conflicto.


Durante sus primeros años Michaela vivió y presenció todo tipo de hechos brutales. En la institución a la que fue a parar las clasificaban por números, desde el más favorecido (1), al menos. Ella era la 27 de 27. La llamaban la hija del diablo, por la apariencia que la enfermedad que sufría, el vitíligo, le daba a su piel, pues provoca la despigmentación de ciertas zonas.


Con sólo tres años vio por primera vez, mientras estaba cerca de la puerta del orfanato donde vivía, una bailarina de ballet. Estaba en la portada de una revista, y quedó fascinada por ella al momento. Guardó aquella foto y se aferró a su esperanza de convertirse en alguien como ella para sobrellevar aquellos duros primeros años de su vida.


Durante esta época presenció todo tipo de actos atroces, como el cruel asesinato de su maestra embarazada.

 

Persiguiendo un sueño

Los sueños de Michaela comenzaron a cumplirse cuando, pocos años depués al contrario de lo que esperaban en el orfanato, fue adoptada. Una mujer llamada Elaine DePrince acudió con la idea de adoptar a la niña 26 y, cuando descubrió la situación de nuestra protagonista y que era muy difícil que llegaran adoptarla, decidió darles un futuro a las dos.

 

Una vez en Estados Unidos y, ante la obsesión de la niña por el ballet, DePrince la anotó a una academia y, aunque al principio sentía una gran timidez poco a poco fue disfrutando de su pasión.


Pronto descubrió que, incluso en aquel país, ser una bailarina de ballet negra era difícil, algo que llegó a decirle una profesora a su madre. Pero esto no hizo más que aumentar su decisión. Con 13 años obtuvo una beca para estudiar durante el verano en el prestigioso Teatro de Ballet Americano. Un año después, con otra beca, fue parte del Gran Premio Americano de la Juventud, la competencia de ballet más importante del mundo. Destacó también en el documental que se hizo sobre esta competición y participó en el programa de televisión Dancing with the Stars.


Con 17 años ya despuntaba en el mundo del ballet realizando su primera gira con el Teatro de Danza de Harlem, compañía que tiene una gran parte de bailarines mulatos y afroamericanos. Apareció en el videoclip de Beyoncé de la canción Lemonade. Con 20 años se convirtió en la primera bailarina de raza negra que interpreta el papel protagonista del mítico ballet de "El Cascanueces".


Y lo que le queda. El año pasado se anunció que Madonna dirigirá próximamente un film sobre su vida. Además, Michaela ha manifestado su deseo de abrir una escuela de arte en Sierra Leona y seguir enseñando a las nuevas generaciones que, aunque vengas de un pasado muy duro, puedes llegar a cumplir tus sueños. Y seguro que lo hará.
 

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